Papel de los probióticos en la mejora de la microbiota vaginal en mujeres postmenopáusicas
La microbiota vaginal es un ecosistema complejo que desempeña un papel crucial en la salud ginecológica de las mujeres. Durante diferentes estadios en la vida, incluida la menopausia, se producen cambios significativos en la composición y la diversidad de estos microorganismos, lo que podría conducir a una serie de problemas de salud, como la vaginosis bacteriana y las infecciones del tracto urinario de manera recurrente.
En los últimos años, se ha investigado intensamente el uso de algunos probióticos como una estrategia potencial para mejorar la salud de la microbiota vaginal en las mujeres postmenopáusicas. Este artículo examinará la evidencia científica actual sobre el papel de los probióticos en la promoción de una microbiota vaginal saludable.
La microbiota vaginal en mujeres postmenopáusicas
La menopausia se caracteriza por una disminución en los niveles de estrógeno, lo que tiene un impacto directo en el entorno vaginal. Este cambio hormonal dado por la edad, conduce a cambios en el pH vaginal, una reducción en la producción de glucógeno vaginal y una disminución en la cantidad de lactobacilos, bacterias beneficiosas que son fundamentales para mantener un ambiente vaginal saludable. Dicha alteración predispone a las mujeres postmenopáusicas a una mayor susceptibilidad a infecciones y trastornos vaginales.
La comunidad científica está de acuerdo en que un concepto global de normalidad versus disbiosis del microbioma vaginal es discutible. Esto es debido al hecho de que las mujeres de diferentes etnias tienen una microbiota vaginal única con variaciones regionales correspondientes al ecosistema en el que interactúan. Dicho esto, podemos afirmar que el microbioma vaginal es un ambiente sumamente diferenciado y dinámico afectado por las etapas de la vida de la mujer, como ser el estado gestacional, el ciclo menstrual, la actividad sexual, la edad y el uso de anticonceptivos.
En los últimos años, la comprensión de la composición y estructura de la comunidad bacteriana vaginal se ha ampliado significativamente como resultado de las investigaciones resultantes utilizando métodos independientes del cultivo basados en el análisis de secuencias del gen 16S ARN ribosomal (ARNr). En mujeres asintomáticas y por lo demás sanas, existen varios tipos de microbiota vaginal, la mayoría a menudo dominada por especies de Lactobacillus, mientras que otras están compuestas por una amplia gama de microorganismos anaeróbicos. https://doi.org/10.1146/annurev-micro-092611-150157
Evidencia científica
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren beneficios para la salud del huésped. Hablando más en concreto, se ha demostrado que ciertas cepas de lactobacilos, como Lactobacillus rhamnosus y Lactobacillus reuteri, son capaces de colonizar la vagina y restablecer el equilibrio de la microbiota en mujeres postmenopáusicas.
Específicamente, el microbioma vaginal humano está dominado por Lactobacillus spp., que normalmente comprende un porcentaje mayor al 70% de las bacterias residentes en las mujeres, en comparación con el 1% en otros mamíferos. Estos lactobacilos procesan el glucógeno y sus productos de degradación para producir ácido láctico, lo que lleva a un pH vaginal excepcionalmente bajo de ≤4,5. DOI: 10.1128/IAI.67.10.5170-5175.1999
Numerosos estudios clínicos han investigado el efecto de los probióticos en la salud vaginal de mujeres postmenopáusicas. Un metaanálisis reciente publicado analizó los resultados de varios ensayos clínicos controlados aleatorios y encontró que la suplementación con probióticos estaba asociada con una reducción significativa en la incidencia de vaginosis bacteriana y una mejora en los síntomas de la atrofia vaginal en mujeres postmenopáusicas. https://doi.org/10.31219/osf.io/a7hky
Además, se ha demostrado que los probióticos pueden reducir la colonización de patógenos vaginales, como Candida albicans y Gardnerella vaginalis, al competir por los sitios de unión en la mucosa vaginal y producir metabolitos que inhiben su crecimiento. Esto sugiere que los probióticos no solo pueden restaurar el equilibrio de la microbiota vaginal, sino también prevenir infecciones recurrentes.
Mecanismos de acción
Los probióticos ejercen sus efectos beneficiosos en la microbiota vaginal a través de varios mecanismos. Estos incluyen la producción de ácido láctico y peróxido de hidrógeno, que reducen el pH vaginal y crean un ambiente inhóspito para patógenos, así como la competencia por nutrientes y sitios de unión en la mucosa vaginal, lo que impide la colonización de bacterias dañinas.
- Producción de ácido láctico y peróxido de hidrógeno: las cepas probióticas, especialmente los lactobacilos, tienen la capacidad de fermentar carbohidratos disponibles en la vagina en ácido láctico. El ácido láctico disminuye el pH vaginal, creando un entorno ácido que es desfavorable para el crecimiento de bacterias patógenas. Además, algunos lactobacilos también producen peróxido de hidrógeno, que tiene propiedades antimicrobianas y puede ayudar a eliminar microorganismos no deseados.
- Competencia por nutrientes: los probióticos compiten con las bacterias patógenas por los nutrientes disponibles en la vagina. Al consumir los recursos necesarios para el crecimiento y la supervivencia de los patógenos, los probióticos pueden limitar su proliferación y colonización en la mucosa vaginal.
- Competencia por sitios de unión: las cepas probióticas pueden competir con los patógenos por los sitios de unión en la mucosa vaginal. Al adherirse a las células epiteliales de la vagina, los probióticos impiden que los microorganismos patógenos se adhieran y colonicen la mucosa, lo que reduce el riesgo de infecciones.
- Producción de metabolitos antimicrobianos: además del ácido láctico y el peróxido de hidrógeno, los probióticos pueden producir una variedad de metabolitos con propiedades antimicrobianas, como bacteriocinas y ácidos grasos de cadena corta. Estas sustancias ayudan a inhibir el crecimiento de bacterias patógenas y a mantener un equilibrio saludable en la microbiota vaginal.
En conjunto, estos mecanismos contribuyen a la capacidad de los probióticos para promover una microbiota vaginal equilibrada y reducir el riesgo de infecciones y trastornos ginecológicos en mujeres postmenopáusicas. La comprensión de estos mecanismos es fundamental para el desarrollo de estrategias terapéuticas basadas en probióticos y para optimizar su efectividad en el tratamiento y la prevención de enfermedades relacionadas con la salud vaginal. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0104511
Novedades prometedoras
Aunque no es específico de la vaginosis, el pH elevado es una condición comúnmente utilizada para diagnosticarla. Un tratamiento ideal se centraría en Gardnerella y otras bacterias indeseables y al mismo tiempo promovería un entorno de pH favorable para los probióticos. Una idea podría ser aplicar bacterias beneficiosas como L. crispatus como tratamiento probiótico para lograr la prevención proactiva de la recurrencia mediante la producción de agentes antibacterianos y el restablecimiento de una flora vaginal saludable.
Sin embargo, existen limitaciones para que la administración de probióticos garantice la eficacia, incluidas las aplicaciones frecuentes, si no diarias, que presentan un desafío para la adherencia del usuario. Por lo tanto, sería muy deseable la administración sostenida de probióticos mediante un único tratamiento. Recientemente se han propuesto soportes bioimpresos en 3D que utilizan biotinta que incluye probióticos para la recuperación sostenida de L. crispatus en el tracto reproductivo femenino. Las características de una impresión, como la geometría, la carga, la composición, la viscosidad y la degradación, se pueden adaptar con precisión para satisfacer una necesidad específica.
Si bien las impresiones 3D han mostrado resultados prometedores en la ingeniería de cartílago, otros tejidos blandos y en la administración de fármacos antivirales a través de anillos intravaginales, la administración localizada para el tratamiento de la vaginosis solo se ha explorado recientemente.
Si bien es un modelo en estudio, ofrece un paso más hacia el cumplimiento más eficaz de los puntos de referencia terapéuticos para el tratamiento de esta alteración. https://doi.org/10.1016/j.stlm.2023.100120
Conclusión
En numerosas ocasiones hemos visto que los probióticos representan una estrategia prometedora para mejorar la salud, tanto en el ecosistema intestinal como la microbiota vaginal, incluida la que está presente en mujeres postmenopáusicas. La evidencia científica sugiere que la suplementación con probióticos puede ayudar a restaurar el equilibrio de la microbiota, prevenir infecciones vaginales recurrentes y mejorar los síntomas de la atrofia vaginal.
Existen soluciones muy prometedoras y aún en estudio, pero todo apunta que en un futuro no muy lejano podremos acceder a este tipo de soluciones de manera específica.
Sin embargo, se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos y establecer pautas clínicas claras para el uso de puntual de probióticos en esta población puntual.