Refuerzo del sistema inmune como tratamiento para combatir los síntomas de la alergia

En el artículo de hoy nos enfocaremos en la alergia y en cómo, a través del refuerzo de nuestro sistema inmune, podremos combatir sus síntomas. 
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Alergia

 

La alergia, conocida como una respuesta exagerada del sistema inmune a sustancias inofensivas como el polen, los ácaros del polvo, los alimentos, entre otros, involucra un complejo abanico de síntomas que pueden incluir estornudos, secreción nasal, picazón en los ojos y la piel, y en casos graves, problemas respiratorios y anafilaxia.

 

De hecho, la palabra alergia proviene de una construcción formada por el término allo’s, que en griego significa diferente, y ergon, cuyo significado en griego es reacción. Así, la alergia es una reacción fuera de lo normal y atípica frente un agente que habitualmente es inofensivo.

 

Los tratamientos convencionales para la alergia se centran en reducir los síntomas y prevenir las reacciones. Sin embargo, hay una creciente evidencia que sugiere que reforzar el sistema inmune – al contrario de lo que antes se pensaba – puede ser una estrategia efectiva para combatir los síntomas asociados a ella.

Sin duda, la nutrición es un determinante clave para mantener una buena salud. Componentes dietéticos clave como las vitaminas A, C, D, E, K, el zinc, el selenio y los ácidos grasos omega-3 tienen efectos inmunomoduladores bien establecidos, con beneficios en la alergia, entre otras afecciones.

 

 

El rol del selenio

 

El selenio es un micronutriente esencial que funciona en el cuerpo principalmente en forma de selenoproteínas. El número de selenoproteínas difiere según el taxón y se han descrito 25 en humanos que exhiben una serie diferente de funciones. La mayoría de estas proteínas intervienen en reacciones redox, debido a la alta reactividad del átomo de selenio situado en su centro catalítico, y por tanto tienen una posible capacidad protectora antioxidante. Es por ello que tienen funciones inmunomoduladoras y pueden mejorar la capacidad del sistema inmunitario para regularse de diversas formas, lo que puede tener un efecto preventivo sobre enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario.

Recordemos que, por ejemplo, la alergia alimentaria es una respuesta inmunitaria específica que ha ido en aumento en los últimos años, reduciendo significativamente la calidad de vida y representando una gran amenaza para la salud humana.

Cuando el selenio es deficiente, la capacidad del cuerpo para sintetizar inmunoglobulinas disminuye y la capacidad de los linfocitos T para diferenciarse y proliferar decae también. El nivel nutricional de selenio o un cierto rango de ingesta superior al nivel nutricional, podría mejorar la inmunidad de las personas, mejorar la producción de anticuerpos, aumentar la capacidad de activación y proliferación de los linfocitos B, mejorar la función de los linfocitos T, aumentar el número de neutrófilos, y puede promover la penetración de este micronutriente en órganos inmunes como el bazo, el hígado y los ganglios linfáticos.  https://doi.org/10.3390/nu14153133

 

Más funciones de la vitamina D

 

La vitamina D es un precursor de la hormona esteroide liposoluble que surge de la exposición a la radiación ultravioleta B (UVB) del 7-dehidrocolesterol (7-DHC) en la epidermis de la piel, donde se transforma en el precursor circulante colecalciferol. En el hígado, el colecalciferol se hidroxila para formar 25-hidroxivitamina D, que se transforma en la hormona activa 1,25-hidroxivitamina D (1,25(OH) 2 D) en los riñones.

 

La vitamina D tiene funciones en una amplia gama de sistemas corporales, incluidas las respuestas inmunitarias, tanto innatas como adaptativas. La vitamina D mejora la inmunidad celular innata a través de la estimulación de la expresión de péptidos antimicrobianos, como catelicidina y defensinas. Las defensinas mantienen las uniones estrechas y comunicantes, se adhieren y mejoran la expresión de genes antioxidantes.

La vitamina D también promueve las citoquinas antiinflamatorias por parte de las células Th2 y suprime indirectamente las células Th1, desviando las células proinflamatorias a un fenotipo antiinflamatorio y estimulando las células T reguladoras supresoras. https://doi.org/10.4049/jimmunol.0803217

 

 

El infaltable zinc

 

El zinc es un metal esencial que está involucrado en una amplia variedad de procesos biológicos debido a su función como cofactor, molécula de señalización y elemento estructural. Interviene en la regulación del metabolismo de carbohidratos y lípidos, así como en el funcionamiento del sistema reproductivo, cardiovascular y nervioso. Al mismo tiempo, se demuestra el papel más crítico del zinc para el sistema inmunológico. Brevemente, el zinc regula la proliferación, diferenciación, maduración y funcionamiento de leucocitos y linfocitos.

El zinc juega un papel de señalización involucrado en la modulación de las respuestas inflamatorias.También es un componente de la inmunidad nutricional. En consecuencia, la alteración del estado del zinc afecta significativamente la respuesta inmunitaria, lo que resulta en una mayor susceptibilidad a las enfermedades inflamatorias e infecciosas.

 

La deficiencia de zinc aumenta significativamente las citoquinas proinflamatorias, un efecto que puede ser parcialmente contrarrestado con la toma de suplementos.

 

Además, este micronutriente, juega un papel importante en el reclutamiento de granulocitos neutrófilos y la actividad quimiotáctica y tiene efectos positivos sobre las células NK, la fagocitosis, la generación de explosión oxidativa y las células T CD4+ y CD8+. La deficiencia de zinc reduce el recuento de linfocitos y altera su función; de hecho, la suplementación con zinc aumenta el número de células T y células NK y aumenta la expresión de IL-2 y del receptor de IL-2 soluble.

La deficiencia de zinc puede afectar la absorción de agua y electrolitos, lo que retrasa la terminación de los episodios de enfermedades gastrointestinales que normalmente se autolimitan. Durante la deficiencia crónica, aumenta la producción de citocinas proinflamatorias, lo que influye en el resultado de un gran número de enfermedades inflamatorias, metabólicas, neurodegenerativas e inmunitarias. https://doi.org/10.1016/j.autrev.2014.11.008

 

 

Ácidos grasos omega-3

 

Los ácidos grasos omega-3, incluidos el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA), el ácido docosahexaenoico (DHA) y sus derivados, juegan un papel clave en la resolución de la inflamación. Una mayor ingesta se ha relacionado con una disminución de la morbilidad en varias enfermedades.

Dentro del contexto de la dieta, se supone que los ácidos grasos biológicamente activos desempeñan un papel importante en la potenciación y resolución de la inflamación a nivel sistémico. Los ácidos grasos omega-3, tanto los derivados de plantas (ácido α-linolénico, ALA) como las formas que se encuentran principalmente en el pescado (ácido eicosapentaenoico, EPA y ácido docosahexaenoico, DHA) dan lugar a mediadores antiinflamatorios pro-resolutivos como como protectinas, resolvinas y maresinas y protegen contra los estímulos proinflamatorios.

Por el contrario, los ácidos grasos omega-6, como el ácido linoleico (LA) que se encuentra en los aceites vegetales, las nueces y las semillas, son precursores de los eicosanoides y leucotrienos proinflamatorios, y pueden contrarrestar los efectos beneficiosos de la ingesta de omega-3.

A través de acciones específicas de células mediadas a través de receptores seleccionados, estos mediadores pro-resolución son potentes reguladores de la infiltración de neutrófilos, la producción de citocinas y quimiocinas y la eliminación de neutrófilos apoptóticos por parte de los macrófagos, lo que promueve el retorno a la homeostasis tisular. https://doi.org/10.1016/j.ejphar.2015.11.001

 

 

 

Vitamina C

 

La vitamina C es uno de los antioxidantes más conocidos, por lo tanto, cualquier efecto puede ser más prominente en condiciones en las que el estrés oxidativo es elevado. Parece evidente que cualquier efecto de la suplementación con esta vitamina puede ser más prominente cuando el nivel inicial es particularmente bajo.

Los niveles de vitamina C en los glóbulos blancos son decenas de veces más altos que en el plasma, lo que puede indicar funciones funcionales de la vitamina en estas células del sistema inmunitario. A su vez, se ha demostrado que la vitamina C afecta las funciones de los fagocitos, la producción de interferón, la replicación de virus y la maduración de los linfocitos T, etc. en estudios de laboratorio. Algunos de los efectos de la vitamina C sobre el sistema inmunitario pueden ser inespecíficos y, en algunos casos, otros antioxidantes tuvieron efectos similares. https://doi.org/10.3390/nu9040339

 

 

¿Y la microbiota?

 

Los efectos de la dieta sobre las bacterias comensales estructuran los cambios en la composición de la microbiota, puesto que podrían alterar la homeostasis inmune intestinal y sistémica. La supervivencia, proliferación y función celular son procesos que demandan energía, alimentados por diferentes rutas metabólicas. 

Las células inmunitarias, como cualquier otra célula, adaptarán su producción de energía a su función con vías metabólicas específicas características de las células en reposo, inflamatorias o antiinflamatorias. Este concepto de inmunometabolismo está revolucionando el campo de la inmunología, abriendo las puertas a nuevos enfoques terapéuticos destinados a alterar las respuestas inmunitarias a través de manipulaciones metabólicas inmunitarias.

La comida ingerida por el huésped es una fuente de energía para los microorganismos que habitan en la luz intestinal, particularmente en el colon. Los subproductos liberados a través del procesamiento de nutrientes específicos por parte de las bacterias intestinales también influyen en la actividad y diferenciación de las células inmunitarias.  https://doi.org/10.3390/nu13030823

 

Las células inmunitarias pueden detectar los nutrientes a través de numerosos mecanismos. Esto puede involucrar sensores de nutrientes intracelulares, como el objetivo mecánico de la rapamicina (mTOR) y el receptor de hidrocarburo de arilo (AhR), que se une a ligandos derivados de vegetales crucíferos, o el receptor acoplado a proteína G (GPCR) que detecta metabolitos que se une a una variedad de metabolitos derivados del huésped y microbianos.

Los carbohidratos complejos o carbohidratos accesibles a la microbiota se encuentran en la fibra dietética y el almidón resistente, y son una fuente importante de energía para las bacterias del colon. Las bacterias intestinales pueden extraer energía de los carbohidratos complejos a través del proceso de fermentación, liberando ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como subproductos. También tienen propiedades prebióticas al favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas que pueden utilizar estos sustratos.  https://doi.org/10.3390/nu13030823

 

 

El rol de Salengei

 

Como ya sabréis, nuestro enfoque está siempre puesto en ofrecer soluciones y herramientas capaces de promover cambios positivos en nuestra salud. Es así como hemos desarrollado Active Ω-3 Inmunidad y Active Flora como intervenciones dietéticas capaces de modular las acciones de nuestro sistema inmunológico.

Todos los componentes arriba citados, son parte fundamental de estos productos, y a través de la bibliografía aportada, coincidimos en que son beneficiosos para nuestra salud.

Reforzar el sistema inmune puede mejorar la respuesta del cuerpo a los alérgenos y reducir los síntomas de la alergia, pero, además nos gustaría dejaros algunos de los métodos para reforzar el sistema inmune y que, más allá de estar científicamente probados, no sólo contribuirán a mejorar los síntomas de la alergia, sino que redundarán en numerosos beneficios para la salud:

  1. Dieta saludable: una dieta saludable y equilibrada es esencial para mantener un sistema inmune fuerte. La dieta debe incluir frutas y verduras, proteínas magras, grasas saludables y carbohidratos complejos.
  2. Ejercicio: la práctica de ejercicio regular puede mejorar la función del sistema inmune. El ejercicio ayuda a aumentar la circulación sanguínea y la producción de células inmunes, lo que puede mejorar la respuesta del cuerpo a los alérgenos.
  3. Reducción del estrés: el estrés crónico -distrés- puede debilitar el sistema inmune. La reducción del estrés a través de técnicas de relajación, meditación y respiración profunda proporciona efectos moduladores positivos de la capacidad inmune.

 

 

Conclusión

 

Mas allá de la incorporación de suplementos que están probados en su accionar a través de la modulación del sistema inmunológico, la creación y mantenimiento de hábitos saludables es la clave para reducir síntomas, ya sea de tipo alérgicos, como de otras enfermedades

De nada serviría incorporar grandes cantidades de suplementos con probados efectos positivos, si nuestra alimentación es deficiente, nuestro nivel de ejercicio es pobre y nuestros hábitos de sueño no acompañan nuestra rutina.

Recordad que nuestras sugerencias siempre están destinadas a favorecer cambios beneficiosos a un estilo de vida libre de adicciones, con una mentalidad puesta en el bienestar, puesto que la conservación de la salud no viene dada por acciones puntuales sino por la sinergia entre diferentes intervenciones beneficiosas.

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