COVID-19 y telómeros
Como siempre seguimos buscando, investigando y generando información para manteneros al corriente de los últimos avances científicos en materia de antienvejecimiento, bienestar y calidad de vida. En esta ocasión nos hemos centrado, una vez más en el COVID-19. Es que el virus SARS-CoV-2 no deja de sorprender a la comunidad científica y todos cada vez aprendemos un poco más acerca de él. Hoy haremos un breve repaso sobre cómo afecta a los telómeros y lo más importante, qué podemos hacer para mejorarlo.
Un poco de repaso
Los telómeros son uno de los puntales clave del envejecimiento. Se tratan de una especie de capuchones que protegen los extremos de los cromosomas. Contienen secuencias ricas en timina y guanina repetidas que, al dividirse las células, deben reponerse constantemente para evitar la erosión cromosómica y, por tanto, la inestabilidad genómica.
Los telómeros son uno de los puntales clave del envejecimiento.
Los telómeros participan en la regulación de la proliferación celular y podrían desempeñar un papel en la estabilización de las regiones genómicas en respuesta al estrés. Los telómeros se acortan con cada división celular y por ello son el factor limitante en la vida de las células humanas, a un número finito y por tanto induce la senescencia replicativa, diferenciación o apoptosis.
Síndrome persistente de post COVID-19
La infección por SARS-CoV-2 determina el síndrome COVID-19 caracterizado, en el peor de los casos, por dificultad respiratoria grave, fibrosis cardíaca y pulmonar, liberación de citocinas inflamatorias e inmunosupresión.
Entre los sobrevivientes de la enfermedad, existe el llamado síndrome persistente post-COVID-19 (PPCS) y que, al parecer, es un hallazgo bastante común.
Los pacientes que han superado la enfermedad grave de la COVID-19 presentan uno o más síntomas, que son muy similares a los síntomas que relacionamos frecuentemente con el envejecimiento. Entre estos síntomas se cuentan:
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Fatiga crónica
- Disnea
- Pérdida de memoria
- Trastornos del sueño
- Dificultad para concentrarse
Esto fue lo que impulsó a un grupo de científicos a plantearse la hipótesis que relacionaba los síntomas similares al envejecimiento con la post infección grave de COVID-19 y el acortamiento de los telómeros.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7835063/
Revisiones científicas del COVID-19 y su relación con los telómeros
Los pacientes que han cursado la enfermedad de COVID-19 con gravedad, parecen tener telómeros significativamente más cortos, según un estudio publicado por la revista Aging y que fue realizado por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de España (CNIO) en colaboración con el Hospital de Campaña COVID-IFEMA. https://doi.org/10.18632/aging.202463
En otro estudio, denominado Wang y publicado por la afamada revista The Lancet, constó de 6.775 adultos con COVID-19. Para este estudio se realizaron mediciones de la longitud de los telómeros de las células hematopoyéticas varios años antes de la pandemia del SARS-CoV-2 y se compararon con las mediciones post enfermedad. El resultado fue una observación de un acortamiento significativo de la longitud telomérica de los leucocitos. https://doi.org/10.1016/j.ebiom.2021.103485
Existe una evidencia del acortamiento telomérico debido a la COVID-19
Por otro lado, la telomerasa, que tiene la función de alargar/ reparar los telómeros, se activa durante la expansión y diferenciación clonal de las células T. Pero la actividad de la enzima es insuficiente para contrarrestar el acortamiento de los telómeros con la replicación de estas células. Por tanto, la replicación de las células T depende de longitud telomérica y, a medida que la longitud de los telómeros de las células hematopoyéticas se acorta con la edad, las células T de los adultos mayores tienen una capacidad de expansión clonal disminuida en comparación con los adultos jóvenes.
Consecuencias del acortamiento telomérico y el COVID-19
La incidencia de manifestaciones graves de COVID-19 aumenta con la edad y los pacientes mayores muestran la mayor mortalidad, lo que sugiere que las vías moleculares subyacentes al envejecimiento contribuyen a la gravedad de COVID-19. Un mecanismo del envejecimiento es el acortamiento progresivo de los telómeros. Los telómeros críticamente cortos deterioran la capacidad regenerativa de los tejidos y desencadenan la pérdida de la homeostasis y la enfermedad de los tejidos. https://doi.org/10.1016/j.ebiom.2021.103513
Las comunidades médica, de salud pública y científica están lidiando con desafíos monumentales para contener el COVID-19, desarrollar vacunas efectivas, identificar tratamientos eficaces para la infección y sus complicaciones a la vez que se abocan a encontrar biomarcadores que detecten a los pacientes en riesgo de enfermedad grave. El enfoque de estos estudios radica en poner énfasis en un biomarcador potencial, la longitud corta de los telómeros.
Los telómeros cortos se asocia a un deterioro en la salud
La longitud telomérica de los leucocitos es un rasgo humano altamente heredable que muestra una amplia variación interindividual y se refleja en todas las células, incluidas las hematopoyéticas. Dentro de cada persona las células madre hematopoyéticas encabezan la jerarquía he
matopoyética y muestran un acortamiento de los telómeros dependiente de la edad. Aunque la telomerasa es activa en subconjuntos de células hematopoyéticas, en la mayoría de estas células, la actividad es insuficiente para prevenir el acortamiento de los telómeros que finalmente conduce a la senescencia celular, que culmina en el cese de la replicación. DOI: 10.1101/cshperspect.a003558
En la actualidad, la etiología de la linfopenia en pacientes con COVID-19 no se conoce bien, pero la pronta recuperación de la respuesta inmunitaria requiere una linfopoyesis masiva, que depende de la longitud telomérica. Los telómeros más cortos de las células hematopoyéticas de los ancianos, las personas con enfermedad cardiometabólica y el hecho de ser de sexo masculino, pueden impedir la proliferación celular, en particular la linfopoyesis CD4/CD8, frente al COVID-19, lo que aumenta el riesgo de enfermedad grave. https://doi.org/10.1096/fj.202001025
Ventajas de tener una longitud telomérica leucocitaria más larga
La longitud telomérica de leucocitos promedio al nacer en los EE. UU. es de 9.5 kb. A partir de entonces, esta longitud se acorta en 2 kb en la tercera década y en 3,5 kb en la novena década de la vida. Sabemos poco acerca de cuánto se acortan los telómeros por replicación de las células hematopoyéticas in vivo. Las estimaciones (0,05-0,1 kb aproximadamente) se basan en células cultivadas. Sin embargo, si consideramos a un niño cuya longitud telomérica de leucocitos es solo 1 kb más largo que la de un adulto y basados en la pérdida de 0.1 kb por replicación, en igualdad de condiciones, la capacidad de replicación dependiente de la longitud telomérica de las primeras células que respondieron es 1024 veces más grande (210) para el niño que para el adulto. Esto significa que el niño tiene una enorme ventaja restauradora en comparación con el adulto en la capacidad de responder a una pérdida aguda y masiva de células circulantes.
Los telómeros críticamente cortos deterioran la capacidad regenerativa de los tejidos
De manera similar, la diferencia promedio en longitud telomérica de leucocitos entre adultos sin enfermedades cardiovasculares versus aquellos que sí las tienen es aproximadamente 0.3 kb. La capacidad de replicación dependiente de la longitud telomérica de las primeras células que responden en adultos sin enfermedades cardiovasculares sería, por tanto, mayor que en aquellos con este tipo de patologías.
Posible solución
Para los sobrevivientes de COVID-19 existe una posible solución que plantea el mantenimiento y/o alargamiento de los telómeros. Esta opción podría ser beneficiosa para prevenir posibles problemas de salud en el futuro.
TA-65® es un complemento alimenticio que se ha demostrado a través de estudios clínicos, mejorar el sistema inmunológico. El TA-65® reduciría el número de células de inmunosenescentes -que son aquellas que pueden considerarse no funcionales, nocivas o células zombies- mientras rejuvenecería las restantes células del sistema inmunológico.
En un estudio, se quiso verificar si la preparación del fermentado de papaya tenía un claro y científicamente observado efecto anti-envejecimiento in vivo. Junto a ello se midió la inducción de una reacción antioxidante sistémica. Para este propósito se estudiaron ratones tratados con agua suplementada con fermentado de papaya y se los comparó con otros ratones que recibieron solamente agua de grifo. Después de diez meses en tratamiento, se evaluó la actividad de la telomerasa, los niveles plasmáticos de especies reactivas de oxígeno y la longitud de los telómeros en la médula ósea y los ovarios en ambos grupos de ratones.
Los resultados mostraron que los ratones que bebieron el agua suplementada con el fermentado de papaya aumentaron la longitud telomérica en la médula ósea y ovario, junto con un aumento en los niveles plasmáticos de actividad de la telomerasa, y los niveles de antioxidantes, con una disminución de las especies reactivas del oxígeno. El tratamiento temprano resultó ser más eficaz, lo que sugiere un potencial clave de este fermento en la prevención de los daños moleculares relacionados con la edad. https://doi.org/10.3390/antiox9020144
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