MorEPA

Desde un punto nutricional, los pescados se clasifican según su contenido en grasa: pescados grasos o azules, semigrasos y magros o blancos. Sólo los pescados grasos o semigrasos contienen altos niveles de Omega 3, los cuales, los más conocidos son el EPA y DHA. Estos ácidos grasos han demostrado que son beneficiosos para la salud.

Este aceite de pescado tiene el sello SLTEX, un sello de la empresa Solutex GC que garantiza los máximos criterios de pureza y calidad a la hora de obtener especialidades orientadas al consumo humano; mediante el uso de una exclusiva tecnología de fluido supercrítico de CO2 de extracción y purificación. Así mismo, garantiza un Omega 3, tanto EPA como DHA, en muy alta pureza y concentración. La elevada concentración de EPA y DHA supone una mayor absorción e incorporación por parte de nuestro organismo.

Cada perla contiene una alta concentración de Omega 3, concretamente 1020 mg de los cuales 720 mg de EPA y 240 mg de DHA.

Los omega 3 son un tipo de ácidos grasos esenciales que no pueden ser sintetizados por el organismo y por lo tanto deben ser incorporados a través de la dieta. Para cubrir las necesidades diarias de este nutriente, a menudo es necesario recurrir al consumo de complementos alimenticios, especialmente en etapas en las que estos requerimientos aumentan, como el embarazo(1).

Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (EPA y DHA) se producen principalmente a partir de microalgas marinas antes de ingresar a la cadena alimenticia de los peces. Estas microalgas poseen las enzimas necesarias para sintetizar de forma eficiente el DHA, a partir del ácido graso α-linolénico (ALA). Sin embargo, el ALA (precursor del EPA y del DHA) que se obtiene de la dieta, produce poco DHA en el organismo de los humanos, por lo que para obtener DHA se hace más efectivo el consumo de pescado azul o la toma de un complemento dietético de ácidos grasos Omega 3(2).

Los omega-3 se encuentran mayoritariamente en pescados azules como salmón, caballa, atún, arenques y sardinas. También se encuentran en nueces y semillas (como semillas de linaza, de chía y nueces).

El EPA es un ácido graso omega-3 que contribuye al funcionamiento del corazón. Los omega-3 son esenciales para el organismo y se obtienen a través de la alimentación, mayoritariamente de pescados azules, nueces y semillas.

Concretamente, el EPA, es precursor de sustancias antiinflamatorias que forman parte de la familia de las prostaglandinas. EPA resulta especialmente importante para el sistema cardiovascular, pero también puede ser efectivo tanto a nivel osteomuscular, articular, dermatológico, etc.

Por otro lado, el EPA (ácido eicosapentaenoico) participa en la modulación de la respuesta inmune, ayudando a reducir la inflamación y el daño anatómico – funcional, mostrando su efecto antiinflamatorio.

El ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido Docosahexaenoico (DHA) contribuyen:

• al funcionamiento normal del corazón.

El ácido docosahexaenoico (DHA) es un ácido graso omega 3 con propiedades antiinflamatorias y con un importante papel en el desarrollo del cerebro y la visión. Los omega 3 son esenciales para el organismo y se obtienen a través de la alimentación. Se encuentran mayoritariamente en pescados azules como salmón, caballa, atún, arenques y sardinas. También en nueces y semillas (como semillas de linaza, de chía y nueces).

Concretamente, el DHA es importante para mantener la fluidez de las membranas, propiedad esencial para permitir la actividad de células excitables como las neuronas. En la retina el DHA se acumula principalmente en la membrana y éste ácido graso participa activamente en el proceso de transformación del estímulo lumínico. Pero la mayor importancia del DHA ha sido estudiada particularmente en el cerebro. El cerebro es un órgano compuesto por un 60% de fosfolípidos de los cuales más de la mitad de ese porcentaje es DHA. Se sugiere que influye positivamente en el funcionamiento del sistema nervioso y el cerebro.

El ácido docosahexaenoico (DHA) contribuye:

• a mantener el funcionamiento normal del cerebro.
• al mantenimiento de la visión en condiciones normales.

El efecto beneficioso se obtiene con una ingesta de 250 mg de DHA.

El ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido Docosahexaenoico (DHA) contribuyen:

• al funcionamiento normal del corazón.

La vitamina E es un nutriente liposoluble presente en muchos alimentos. Es un antioxidante muy efectivo capaz de proteger al organismo frente al daño oxidativo. Concretamente se ha comprobado que protege a los ácidos grasos insaturados y otras sustancias fácilmente oxidables. También actúa en el organismo estabilizando otras vitaminas, en particular la vitamina A, así como otras hormonas y enzimas.

La actividad biológica de la vitamina E en los alimentos depende de la presencia de los distintos tocoferoles. Las fuentes más importantes de vitamina E son los aceites vegetales (oliva, soja, palma, cártamos, girasol, etc.), los frutos secos, los cereales integrales y el germen de trigo. Otras fuentes son las semillas y la verdura de hoja verde.

En relación con los omega 3, parece desempeñar un papel fundamental en la protección de la membrana celular de las reacciones de los radicales libres y la peroxidación de los ácidos grasos poliinsaturados.

Concretamente, en Active MorEPA contiene 35 mg de una Vitamina E (tocoferoles mixtos) de los cuales: 3 mg de D-alfa-tocoferol, 0,5 mg de D-beta-tocoferol, 25 mg de D-gamma-tocoferol y 7,5 mg de D-delta-tocoferol.

Entre sus funciones, la vitamina E contribuye:

•  a la protección de las células frente al daño oxidativo.

La vitamina D es una vitamina liposoluble que desempeña un papel importante en el metabolismo óseo y tiene propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras.

La vitamina D3 se puede obtener por exposición solar (90%) y a través de la dieta (10%). Sin embargo, su síntesis cutánea no es suficiente para alcanzar los niveles óptimos para mejorar nuestro estado de salud.

Las fuentes naturales más ricas en vitamina D son los aceites de hígado de pescado y el pescado de agua salada, como las sardinas, los arenques, el salmón y la caballa. Los huevos, la carne, la leche y la mantequilla contienen pequeñas cantidades.

Por otro lado, el sol, es una fuente de vitamina D. Sin embargo, diversos factores como protectores solares con un factor de protección superior a 8, la edad, una pigmentación más oscura, una latitud norte superior a los 40 grados y la estación invernal reducen la producción de vitamina D en la piel.

Entre las funciones, la vitamina D contribuye a:

• al funcionamiento normal del sistema inmunitario.
• a la absorción y utilización normal del calcio y el fósforo.
• al mantenimiento de niveles normales de calcio en sangre.
• al mantenimiento de los huesos en condiciones normales.
• al funcionamiento normal de los músculos.
• al mantenimiento de los dientes en condiciones normales.
• al proceso de división celular.