El rol de las vitaminas y minerales en la vacuna contra la covid-19
Después de tantas idas y vueltas, de tantas investigaciones y trials y después de pasar filtros gubernamentales, finalmente ya tenemos con nosotros las vacunas para el coronavirus. Ya hemos comenzado a inmunizar…y ¿ahora qué? A partir de este momento se nos presentan nuevos interrogantes frente a un nuevo escenario. ¿Se puede aumentar la efectividad de las vacunas complementando con alguna vitamina o mineral? ¿Influyen los niveles séricos de las vitaminas relacionadas con el sistema inmunológico en la acción de las vacunas contra la COVID-19?
En este artículo que nos convoca esta semana, intentaremos indagar acerca de estos puntos que pueden tener una importancia crucial en nuestra salud. ¡Allá vamos!
Estar siempre preparados (nutricionalmente hablando)
Es bien sabido que una respuesta inmune más efectiva requiere un buen estado nutricional por parte de la persona. Es por ello que la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) ha realizado declaraciones acerca de las propiedades saludables sobre la función de los nutrientes. Entre ellas se incluyen las vitaminas A, B6 , B9 , B12 , C y D, y los minerales zinc (Zn), selenio (Se), hierro (Fe) y cobre (Cu). Efecto basado en la evaluación científica de sus contribuciones al funcionamiento normal del sistema inmunológico.
La inmunosenescencia no sólo se relaciona con una salud frágil, si no también por desnutrición y deficiencias de micronutrientes
Se ha demostrado que cada uno de estos micronutrientes, tienen múltiples funciones clave en el apoyo al sistema inmunológico y la reducción del riesgo de infecciones. Esto se detalla en revisiones completas recientes que atestiguan la importancia de los micronutrientes individuales para la respuesta inmune y explican los múltiples mecanismos de acción involucrados.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33230497/
También se ha demostrado una relación de causa-efecto entre el estado previo de los niveles de micronutrientes en sangre y las respuestas a la vacunación mediante ensayos controlados aleatorios. Estos ensayos en personas mayores han mostrado mejores respuestas a la vacunación después de una intervención. Por ejemplo, un ensayo controlado aleatorio de ≥5 porciones de frutas y verduras por día en comparación con ≤2 porciones en personas de 65 a 85 años informó una mejor respuesta a la vacunación antineumocócica en el grupo que consumía la mayor cantidad de frutas y verduras.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23134881/
Hablemos de oligoelementos
También en otro estudio, la suplementación con Se (50 o 100 μg/d) en adultos en el Reino Unido con bajo estado de este oligoelemento, mejoró algunos aspectos de la respuesta inmune a una vacuna contra el virus polio y también redujo la aparición de cepas virales mutantes.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15213043/
Los estudios en humanos, particularmente en ancianos y con patologías de base, han asociado deficiencias en los marcadores inmunes a un estado bajo de micronutrientes como la vitamina B6, vitamina C, Zn y Fe. Tales deficiencias que podrían debilitar el sistema inmune, se han relacionado con respuestas deficientes a las vacunas. Por ejemplo, una revisión sistemática y un metanálisis de nueve estudios en los que participaron 2367 personas encontraron tasas de seroprotección más bajas para el subtipo del virus de la influenza A H3N2 y el virus de la influenza B en aquellos que tenían deficiencia de vitamina D.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29587438/
Las vitaminas A, B6 , B9 , B12 , C y D, y los minerales zinc, selenio, hierro y cobre contribuyen al funcionamiento normal del sistema inmunológico.
Y hablando de vitaminas
En el caso concreto de la vitamina D, ya hemos hablado anteriormente que ha sido ampliamente implicada en la mejora de la respuesta inmune y la supresión de la tormenta de citosinas. Su deficiencia se ha relacionado con una mayor susceptibilidad a las infecciones de tipo virales. Este mecanismo está mediado por las células inmunitarias (monocitos, células dendríticas, macrófagos, células B y células T) quienes expresan receptores de vitamina D (VDR) y son capaces de convertir 25-hidroxi vitamina-D (25OHD) en forma activa 1,25-(OH)2D.
Esto permite la regulación local de la 1,25-(OH)2D en el sitio de la inflamación.
La unión de 1,25-(OH)2D al VDR conduce a la translocación del complejo al núcleo celular donde modifica la expresión de cientos de genes, incluidos los de producción de citocinas.
https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fimmu.2016.00697/full
Vitaminas C, D, E, zinc y selenio si se consumen en dosis superiores a las que se consiguen con la dieta, mejoran la respuesta inmune.
Al producir las infecciones virales las conocidas tormentas de citocinas, es clave aumentar los niveles séricos de antioxidantes que modularían la expresión aumentada de citocinas que culminarían con una desproporcionada inflamación que agrava el estado de los pacientes involucrados.
La infección con SARS-CoV-2 aumenta la producción de especies reactivas de oxígeno que causan daño pulmonar significativo que conduce al desarrollo posterior del síndrome de dificultad respiratoria del adulto (SDRA).
En este caso, la vitamina C también sería un factor clave en el manejo del estrés oxidativo como lo explican algunos estudios. No solo por la existencia de un aumento de las demandas metabólicas generales del antioxidante, sino para generar un pool que facilite de sustrato en las reacciones inmunitarias.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6180524/
Otro estudio, esta vez de vitamina E, demostró una mejora en la respuesta a algunas vacunas en personas mayores de 65 años que recibieron 60 o 200 mg de vitamina E en forma diaria en comparación con las del grupo placebo.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/9134944/
Conclusiones
Finalmente concluimos este artículo diciendo que mantener niveles séricos óptimos de vitaminas y oligoelementos en el organismo previo a la vacunación es ampliamente recomendado. Las vitaminas relacionadas con una mejora del sistema inmunológico son de las que hemos venido hablando en este blog desde hace un tiempo y sobre las que hemos ahondado en este artículo, las del complejo B, C, D, E y oligoelementos como el selenio, zinc, hierro y cobre.
Desde aquí siempre alentamos a mantener una dieta equilibrada y alta en antioxidantes (comer con muchos colores), pero es cierto que alcanzar niveles séricos útiles no siempre se consigue sólo con la alimentación, más aun teniendo en cuenta los ritmos de actividades que propone la vida diaria.
Nuestro compromiso, los trabajos de investigación, desarrollo y consejo no tienen por propósito llenarnos de suplementos sino todo lo contrario, solo lo que se necesitan y con mesura. Queremos que nuestros pacientes, familiares y allegados puedan obtener los mayores beneficios con una suplementación cuidada, responsable y de calidad.
Esperamos que este artículo haya sido de vuestro agrado y nos reencontramos la próxima con otro punto de vista como ya os tenemos acostumbrados. ¡Hasta la próxima!