¿QUÉ ES UN RADICAL LIBRE? Y ¿PORQUÉ NOS OXIDAMOS?
Como se sabe todas las moléculas o átomos tienen un número par de electrones girando en sus orbitales. Pero también puede ocurrir que una molécula tenga un electrón desapareado en su orbital externo, lo que la convierte en una molécula inestable, que recibe el nombre de radical libre.
Estos radicales libres son moléculas muy reactivas dado que captan un electrón de otra molécula convirtiéndola en una molécula con una estructura y función alterada.
Si el efecto es continuado se puede entrar en un proceso de «estrés oxidativo» muy perjudicial para la salud.
¿Cómo dañan los radicales libres?
Estos radicales libres dañan (oxidan) diferentes células de nuestro organismo.
Por ejemplo:
- En la peroxidación lipídica, los dobles enlaces de los ácidos grasos insaturados son suceptibles al ataque de los radicales libres, esto ocurre principalmente en las membranas celulares. Como resultado esta oxidación se produce malonildialdehido.
- En la oxidación del ADN, se producen alteraciones en sus bases nitrogenadas, como la formación de 8-hidroxiguanosina que se utiliza como marcador de daño genético.
- En el caso de las proteínas, las cadenas laterales de los aminoácidos son las que se ven afectadas por los radicales libres. Dependiendo de los aminoácidos afectados las reacciones serán reversibles o irreversibles. En este último caso, se produce la formación de grupos carbonilo, que se emplean como marcador de daño a proteínas.
¿Y cómo nos oxidamos?
El proceso oxidativo se produce en nuestro organismo por diferentes procesos biológicos (reacciones enzimáticas y no enzimáticas) y por factores externos a los que nos exponemos, como los rayos UV, los productos químicos (pesticidas), la contaminación ambiental. También por los malos hábitos (tabaquismo, alto consumo de procesados, comida rápida y fritos) y el consumo de algunos medicamentos que se metabolizan por el hígado.
La oxidación daña nuestras células y estas en consecuencia envejecen antes
La acción de los radicales libres en nuestro organismo no siempre es negativa. Por ejemplo, las células de defensa los emplean para la destrucción de bacterias nocivas.
Además, nuestro organismo dispone de sistemas antioxidantes (antioxidantes endógenos) que ayudan a combatirlos. Estos son una serie de enzimas: superóxido dismutasa, catalasa, glutatión peroxidasa.
Estas enzimas se ponen en funcionamiento cuando necesitan defenderse de una amenaza, pero en función de la genética individual puede haber personas que no los sinteticen en la proporción adecuada, por lo que no estarían plenamente protegidos.
Añadido a esto, cuando la producción de radicales libres es excesiva, al tratarse de moléculas muy reactivas, dañan con rapidez las células ocasionando: envejecimiento prematuro y aparición de enfermedades.
Por eso se puede observar que las personas fumadoras pueden presentar una piel más oscura y con zonas pigmentadas (manchas), como consecuencia de esta oxidación.
La frecuente exposición al sol también causa la formación de manchas y sequedad, dando lugar a una piel envejecida. Además, esta exposición crónica durante muchos años puede ser la causa de melanoma o cáncer de piel.
Protección contra la oxidación
Así pues, debemos protegernos contra la oxidación y aunque parezca obvio decir que son los antioxidantes los que pueden ayudar, no todos actúan de la misma manera.
Como primer paso, se debería evitar la exposición a estas sustancias oxidantes, pero al no ser posible al 100%, se tendrá que aportar sustancias antioxidantes al organismo a través de una alimentación rica en alimentos de origen vegetal, ya que son la mejor fuente de antioxidantes naturales.
Estos los encontramos en las frutas, hortalizas y verduras frescas, recogidas en su momento de maduración. Si éstas han madurado al sol, éste produce una reacción inversa, es decir, oxida estos vegetales y éstas en respuesta, sintetizan antioxidantes.
Por este motivo, la fruta que no madura al sol, tendrá menor contenido en antioxidantes.
Otra manera de protegernos, actuando desde el interior
Como he comentado, mediante el consumo de frutas y verduras podemos aportar a nuestro organismo sustancias antioxidantes (antioxidantes exógenos).
Lo recomendable es comer al menos 5 raciones de fruta y verdura cada día, y a ser posible de colores variados, ya que cada color representa un tipo de antioxidante.
Por ejemplo, los alimentos de color morado son ricos en antocianidinas, los de color naranja son ricos en carotenos, los de color rojo (tomate) contienen licopeno, y así muchos antioxidantes más.
Cada uno con diversas acciones en nuestro organismo, no solo previniendo la oxidación sino también actuando como moléculas bioactivas.
Probablemente, muchas personas no necesitarían de determinados medicamentos si consumiesen estos antioxidantes en las comidas.
Esto también podría ejercer una acción epigenética o genómica, que ayudaría a regular la expresión genética para proteger nuestra salud.
Por ejemplo, una de las diferencias que tiene nuestro tipo de alimentación con la asiática es que nosotros comemos basándonos en piezas grandes y poca variación. Por ejemplo, pollo a la plancha con tomate. Los asiáticos en cada comida utilizan muchísimos más ingredientes, especies (con mucha capacidad antioxidante) y variedad en los ingredientes.
Sería interesante en una ensalada, añadir muchos ingredientes como brotes y germinados, algas, frutos rojos, frutos secos y semillas.
Complementar la alimentación
Pero como todo esto es difícil de cumplir, aportar antioxidantes específicos para proteger nuestro organismo, puede ser una buena ayuda.
Estos antioxidantes contribuirán a mejorar la salud vascular, la visión, la memoria, reducir el fotoenvejecimiento cutáneo, etc.
Existen complementos alimenticios con ingredientes antioxidantes para la protección de la piel, como Cell Matrix y PhytoMatrix de Rejuvenal.
Otro producto que presenta propiedad antioxidante es Immun’Age. Mediante un proceso de fermentación de la papaya, permite obtener un extracto que ha sido estudiado por numerosos científicos de prestigio en el mundo entre los que se incluye el Prof. Luc Montagnier (Premio Nobel de Medicina), el Prof. Francesco Marotta, y Prof. Belpome, entre otros.
Por último, puede ser conveniente conocer nuestro nivel de radicales libres. Para ello, existen pruebas como Oxytest que permiten medir en orina los niveles de Malonildialdehido, así podremos saber si nuestro nivel de oxidación es alto o bajo.